Para eso están los grandes gurús del vino, para decirle lo que le gusta a usted. Eso es lo que denuncia el director Jonathan Nossiter (Mondovino) en su último libro “El gusto y el poder”.
“Los parámetros de la elaboración del vino los dictan un criterio internacional y los paladines de ese gusto, entre ellos Robert Parker y ciertos críticos españoles como José Peñín…” Nossiter aboga más por lo que él llama “la expresión del gusto personal” aquello que otros llamamos ¿te gusta el vino? pues si te gusta está bien.
Siempre que haya una actividad que tenga una repercusión económica y que requiera de unos técnicos para hacerla y apreciarla siempre habrá críticos y, a la larga, siempre aparecerán los críiticos de los críticos bien porque le hayan tocado las narices en algún negocio o simplemente porque sí. Concretamente en esto del vino nadie sabe muy bien si Robert Parker simplemente califica aquello que sabe que gusta a una mayoría aplastante de compradores o que sus gustos coinciden con la mayoría de los compradores. Lo mismo pasa con Péñín. En cualquier caso ambos prueban más vinos que nadie y sus calificaciones están basadas en datos objetivos. Saben de lo que hablan. Otra cosa es que el mercado o cada uno de nosotros quiera hacerles caso o no.
La expresión del gusto personal es una manera muy acertada de sentirse a gusto consigo mismo y con su bolsillo, pero para casos especiales, por ejemplo un regalo, prefiero hacer caso de las guías y de las puntuaciones. Eso sí, para ser diferente en el gusto personal es preferible ir a los ingleses tipo Jancis Robinson o Hugh Johnson. Saben tanto o más y sus gustos no son tan cerrados.