La irrupción de Netflix en el sector de la producción televisiva ha sido el cambio mas importante que ha surgido en los últimos años, con el desarrollo de un modelo de negocio mucho más flexible y muy diferenciado de la oferta de las cadenas televisivas tradicionales. Su expansión a nivel global ha incrementado de forma exponencial sus series originales, además de utilizarlas como puntas de lanza para abrir nuevos mercados en muchos países

El problema es que con el aumento de producción ha aumentado la disparidad de la calidad de sus series, y en su catalogo coexisten series de prestigio y cierto renombre ( House of Cards, Orange is The New Black), con series de clase media, destinadas a públicos específicos ( Narcos, Daredevil, Jessica Jones, Bloodline, Master of None, etc) y por desgracia series fallidas desde el punto de vista creativo, que son a las que vamos a dedicar nuestra atención en el articulo de hoy.

Las tres series que hemos seleccionado tienen una serie de características comunes como son la presencia de un actor importante y conocido al frente del reparto, un factor muy importante para llamar la atención del publico en estos tiempos de sobreproducción.

En los tres casos, la serie parece anclada en el pasado, sea por la estética y forma de rodaje, o por los comportamientos de los personajes que podrían tener una cierta lógica si la intención era buscar la nostalgia del público ( véase Madres Forzosas), pero  que en este caso son una consecuencia involuntaria de su resultado creativo, en las antípodas de la modernidad e inmediatez que se supone querían mostrar.

En todas ellas, la crítica se ha ensañado bastante mas de lo habitual que con los productos Netflix, que en algunos sectores influyentes tienen una cierta bula en referencia al resto de cadenas televisivas, por razones que nunca he llegado a entender.

Por todo ello, consideramos necesario hacer este aviso a navegantes de tres series que tienen en su catalogo de Netflix ( aquellos de ustedes que estén suscritos) y que con toda tranquilidad y sin ningún remordimiento, las pueden postergar hasta que no les quede ninguna serie mas para ver, por decirlo de una manera elegante.

MARSEILLE: UN CULEBRON MEDITERRANEO, ANQUILOSADO Y PSEUDOERÓTICO
8 episodios May 2016- Netflix (E)

Sinopsis: Robert Taro es el alcalde de Marsella desde hace veinte años y ha tomado la decisión de ceder el testigo a su joven protegido Lucas Barrés para que sea su sucesor en las próximas elecciones. Tras ser traicionado por su discípulo, no duda en enfrentarse al mismo en una lucha sin cuartel para obtener la alcaldía.

La trama: La primera serie original de Netflix destinada al mercado francés vino precedida por una campaña promocional que la catalogaba como la “House of Cards” gala, en referencia a su producto estelar , poniendo al frente del reparto a una gran estrella como Gérard Depardieu, lo que hizo crecer las expectativas hasta limites estratosféricos, ayudados por promociones como la siguiente

Las primeras luces de alarma se encendieron pocos días antes de su estreno oficial, cuando los críticos ( apúntenme a ese carro) empezaron a alertar sobre la calidad de algo que no tenía nada que ver con lo que habían prometido. Dichas luces se iluminaron de forma permanente cuando el creador y guionista de la serie Dan Franck ( autor de series políticas  interesantes como “Carlos “o “Les Hommes de l’ombre” ) se desmarcó públicamente del resultado final, el día antes de su estreno.

Lo peor de todo es que teníamos razón, porque “Marseille” es un fiasco de dimensiones descomunales, perpetrado por el prepotente y creído Florent Siri, que ha destrozado la idea inicial de Dan Franck, y encima lo pregona todo ufano en los títulos de créditos con los solemnes cargos de “creador visual de la serie” y “showrunner”, ademas de reservarse la dirección de los cuatro primeros capítulos

A pesar de sus ambiciones “Marseille”,  por obra del infausto Florent Siri, no pasa de ser un culebrón francés estival malo de los años noventa (si se pueden llegar a imaginar lo que es eso) , con unas tramas risibles y unos diálogos vergonzantes e indignos de una producción actual.

El montaje atropellado y sin ningún sentido de la narración, estropea el principal activo de la serie que son los espectaculares planos aéreos y vistas de la ciudad, que habrían sido mejor aprovechados en un documental “Marsella desde el aire”, que como fondo de esta banalidad.

La presencia de una banda sonora estridente y que se mete por todos los rincones de la serie, molesta lo que no está escrito, como si reforzar con música solemne las escenas inanes que nos muestra va a hacer que nos las creamos mas.

El pobre Gérard Depardieu cumple con su gran oficio el personaje que le ha tocado en suerte, pero el resto del reparto oscila entre el desnudo gratuito sin venir a cuento de todas las actrices jóvenes de la serie y el desastre absoluto que se concreta especialmente en el personaje de Lucas Barrés, interpretado todo lo mal que ha sabido por Benoit Magimet (otrora un actor decente) , completamente descontrolado y pésimamente dirigido, en una de las peores actuaciones que he visto en mi vida.

Ese personaje y esa actuación es un compendio de todos los defectos que tiene la serie; una persona cuya mayor virtud es beneficiarse a toda mujer que se le ponga a tiro, en cualquier sitio y en cualquier lugar, llegando a las cotas del ridículo sublime, en sus escenas con Vanessa d’Abrantes , interpretada por Nadia Farés, una mujer fatal que hace de presidenta de la región marsellesa, a cual más sobreactuado y penoso.

En un acto de puro masoquismo he finalizado los ocho capítulos de la serie, que desembocan en un final melodramático, con cliffhanger incluido, tras una serie de giros argumentales a cual mas chapucero . Como muestra de todo lo comentado,  pueden ver el trailer a continuación

En este caso, la recomendación es sencilla, olvídense de “Marseille”, salvo que tengan una cierta querencia por los culebrones casposos del siglo pasado, pero si lo que desean es ver una buena serie política francesa, la solución es tan sencilla como ver “Baron Noir”, estrenada este año, que si que da la talla.

FLAKED: UN EJERCICIO DE VANIDAD BANAL E INSUSTANCIAL
8 ep + Marzo 2016- Netflix ( E)
Sinopsis: Chip es una persona que vive en el barrio bohemio de Venice en la playa de Los Ángeles, que busca su redención personal de la culpa que arrastra por haber matado una persona al conducir bebido con su vehículo. Para ello se ha convertido en una especie de guru de la autoayuda para personas alcohólicas y con problemas, a los que intenta ayudar a sobreponerse de sus problemas como camino a su salvación personal

La trama: Pensada, creada, escrita e interpretada por Will Arnett ( Arrested Development, la voz principal en BoJack Horseman) la serie es una “traumedia” inspirada en las propias experiencias personales de Will Arnett , tras divorciarse y recuperarse de diversas adicciones.

El problema de la serie es que historias como la de Chip, de persona desencantada de la vida con crisis existencial a los cuarenta que intenta encontrarse a si mismo, las hemos visto muchas veces y contadas con mucha mas garra e interés.

Los primeros episodios agotan nuestra paciencia cuando solo vemos deambular en bicicleta a ese personaje en planos interminables y charlar de cosas insustanciales con sus colegas, lo que nos hace plantear dedicar nuestro tiempo a otras cosas mas interesantes, como el aprendizaje del sánscrito.

Planteada como un puro ejercicio de vanidad que a lo mejor es una gran terapia para el actor, pero  que estirada durante los interminables treinta minutos que dura cada capitulo, se hace insufrible para los que no sean allegados a su crisis existencial, que somos la inmensa mayoría de la humanidad.

A mitad de la temporada, “Flaked” hace unos giros hacia lo melodramático, que al principio son sorprendentes y dan esperanzas de que puedan insuflar algo de vida a la serie. Pero por desgracia, estos giros solo son un pretexto para que la cosa vaya a peor, con unas decisiones de nuestro personaje y sus colegas altamente cuestionables, y que hace que la posible lástima y compasión que le pudiéramos tener al principio, derive en sentimientos mas agresivos y despreciativos hacia su persona, lo que no ayuda precisamente en la valoración global de la serie.

Para finalizar les dejo el trailer de “Flaked” ( que en ingles coloquial significaría algo parecido a ser un cantamañanas) que está pendiente de su renovación y  aunque hasta el momento Netflix nunca ha cancelado ninguna serie , pero no se me ocurre mejor ejemplo para iniciar su contador.

THE RANCH : LA SITCOM CLÁSICA DE TODA LA VIDA EN PLAN RANCHERO
10 ep + Abr 2016– Netflix (E)
Sinopsis: Colt Bennett es un “quarterback”  mediocre de fútbol americano que no ha pasado de ser un jornalero saltando de equipo en equipo en ligas semiprofesionales, que a los 34 años vuelve a su Colorado natal para hacer una prueba en un equipo de la zona. Cuando se entera que el rancho de su familia que llevan su padre y su hermano mayor está en graves dificultades financieras decide abandonar el fútbol y quedarse a echar una mano a su familia.

La trama: “The Ranch” es un producto perfectamente estudiado para llegar a los suscriptores de mayor edad que han crecido viendo comedias de situación multicamaras con risas enlatadas y con un humor basado principalmente en las pullas que se lanzan los personajes entre ellos, acentuados por las carcajadas del publico.

Es la mas honesta y mejor realizada del trío de series de este articulo, porque al ser la menos pretenciosa, no nos intenta vender cosas que luego no va a ofrecer y utiliza los recursos y resortes habituales de las sitcom tradicionales para explicar sus historias en formato extralargo de treinta minutos.

Creada por dos guionistas veteranos como Jim Patterson y sobre todo Don Reo, que tiene el colmillo torcido de escribir comedias durante cuarenta años, siendo el creador de reliquias como “Blossom” o llevando  muchos años las riendas de “Dos Hombres y medio”.

Precisamente en esta última serie es donde nació la idea de la serie al trabajar con el actor Ashton Kutcher, que se convirtió en productor ejecutivo y protagonista de la serie, con la colaboración de su gran colega Danny Masterson con quien compartió muchos años el plató de la serie “Aquellos maravillosos setenta”.

Kutcher es un personaje bastante famoso en los EEUU, aunque como actor siempre ha sido muy limitado, con las mismas muecas y gestos durante toda su carrera, como hace en la serie, al igual que su compañero Masterson que son tal para cual.

Las tramas no son nada complicadas y giran en torno a la tensa relación entre Colt y su padre Beau, un ranchero de la vieja escuela, veterano del Vietnam y ultraconservador y completamente refractario a cualquier cambio o novedad, que no dejan de lanzarse indirectas entre ellos continuamente, con el obligatorio sofá como  centro de las operaciones.

Lo mejor de la serie y de largo, son las actuaciones de los padres en especial de Sam Elliot, que se sale en un papel muy inferior a su enorme calidad como actor con su enorme vozarrón que destaca en cada ocasión que abre la boca. La gran Debra Winger no le está a la zaga como su mujer divorciada, pero con la que mantiene privilegios sexuales, y las escenas que protagonizan ambos son lo mas recomendable.

Por desgracia las estrellas y productores ejecutivos son Kuchter y Masterson, por lo que tenemos a pasar por sus ligoteos y ridículos varios, para llegar a las escasas escenas en que salen los padres y el resultado es una serie regulera, tirando a mala,  que puede tener ciertos alicientes para los amantes del género, pero tan original y predecible como la antigua carta de ajuste de un televisor.

Al encontrar su publico de forma rápida, Netflix no ha dudado en renovarla para una 2T. A continuación pueden ver el trailer de la serie

Hoy hemos dedicado nuestro espacio, a tres series que no van a pasar precisamente a la historia por sus cualidades televisivas, en una gran demostración de un sabio refrán que adaptado a este caso, sería “Hasta en Netflix cuecen habas”

Esperamos sus opiniones y comentarios, aquí o en nuestra cuenta de twitter (@lmejino). Hasta la próxima

Lorenzo Mejino