Hace unos veinte años entré en un bar de Hernani y me encontré con un ex compañero de clase. Él estaba sentado en torno a una mesa con varios amigos, se levantó y se acercó a saludarme y charlar. Me dijo: “Llevamos aquí dos horas, ya sabes, hablando de chicas y de sexo”. Se rio de sí mismo y añadió: “Parece mentira que se pueda hablar tanto de algo de lo que no tenemos ni idea ninguno de los que estamos ahí”. Nos reímos, comentamos algunas cosas y nos despedimos. Él insistía: “Voy a ver qué somos capaces de seguir inventando”.
También hace años, el anteriormente culturista, entonces actor y actualmente político, Arnold Schwarzenegger, hizo unas declaraciones afirmando algo así como que una hora de pesas producía las mismas sensaciones que el sexo… y contaban las crónicas que los gimnasios de los Estados Unidos se abarrotaron. En otra línea más cercana, cuántas veces hemos escuchado a Karlos Arguiñano que comer es el mayor placer posible… con los pantalones puestos. No sé, no sé… evidentemente Schwarzenegger y Arguiñano son maestros en vender su producto; yo no aspiro a tanto, ni a la mitad de la mitad, aunque sí me gustaría colocar el Atletismo en esa lista de placeres que pueden llevarte a lo más alto si se sabe sentir, si se sabe entender, si se sabe respetar.
El pasado mes de mayo sonó mi teléfono y una inesperada voz me dijo: “Hola, soy Antxon Blanco”. Antxon estaba terminando de gestar el portal
“Atletismoatope” y buscaba quien le cubriera una vacante como bloguero. Creo que fue Naroa Agirre la que le dio mi número y le dijo que podía gustarme salsear en un lugar como éste (que me corrijan los aludidos si me equivoco). Quedé con Antxon una mañana en “El Diario Vasco”, me habló del proyecto, me enseñó la web y yo le di el OK. Mi presencia en
“Atletismoatope” es, por tanto, una apuesta casi a ciegas de Antxon Blanco, ya que si bien él y yo nos conocemos desde hace muchos años nunca habíamos coincidido realmente. Y juntar a un
desconocido con nombres como Ramón Cid, Naroa Agirre, Ricardo Jiménez o el suyo propio fue un gesto valiente, en mi opinión. Por eso mi única consigna antes de sumarme al proyecto fue: “La misma confianza que has tenido para decirme que venga la tienes para decirme que lo deje”.
Y aquí estamos. En estos seis meses he disfrutado muchísimo escribiendo sobre Atletismo, algo que ha sido todo un reto para mí. Lo he hecho lo mejor que he sabido y podido, y debo reconocer que con algunos de los artículos me he sorprendido a mí mismo al ir aprendiendo sobre la marcha, al ir indagando y documentando la idea inicial. El resultado, en general, creo que está siendo bueno, y aprovecho este post con el que cierro el año 2009 para dar las gracias a quienes leéis los artículos y, sobre todo, a quienes dejáis vuestros comentarios por escrito, ya que son casi la única referencia que yo tengo para saber que algunos disfrutáis con mis batallitas.
Esta ha sido mi fórmula para ‘vender producto’. No soy Schwarzenegger, no soy Arguiñano, pero espero haber despertado algún interés con cualquiera de estos veinticinco enlaces:
Rememorando todo lo que he escrito he vuelto a entender lo mucho que me gusta el Atletismo en cualquiera de sus recetas, con cualquiera de sus ingredientes. El Atletismo me apasiona, me seduce y me conquista. El Atletismo ME PONE. Sin embargo, calculando el tiempo que he dedicado a este blog y a otras facetas relacionadas con el Atletismo (que lo doy todo por bueno), me he dado cuenta de una importante carencia en uno de los platos principales de todo esto: PRACTICARLO. Llevo ya muchos años -demasiados- sin correr, sin hacer ejercicio ni deporte. Parafraseando al amigo que he citado al principio, me parece mentira que yo hable tanto de algo que tengo casi olvidado, así que, interpretando a mi manera los consejos de Schwarzenegger y de Arguiñano, en cuanto acabe de escribir esto voy a ponerme los calzones adecuados, una camiseta, las zapatillas… y me voy a correr.