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Carlos Rilova

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La ingenuidad del terrorista. Meditaciones sobre la Historia de Bélgica y Europa (1830, 1915, 2016…)

Por Carlos Rilova Jericó

Comienzo este nuevo correo de la Historia que, inevitablemente, tenía que hablar sobre Bélgica y sobre lo ocurrido allí este martes pasado, con estas palabras: “Desde el amanecer, las fuerzas del enemigo habían avanzado hasta situarse sobre las alturas de Bruselas; a las ocho se presentaban en las puertas de Schaerbeck y de Lovaina; inmediatamente después se desencadenó la lucha”…

Esas líneas fueron escritas por un español en un breve folleto titulado “Historia auténtica de las cuatro jornadas de Bruselas”, después del otoño de 1830, justo en las fechas en las que se fundó Bélgica, hace, en el mes de septiembre de 2016, 186 años.

El español en concreto es alguien que ya ha aparecido por estas páginas alguna que otra vez, el general Juan Van Halen, el oficial aventurero, como lo llamaba su biógrafo Pío Baroja.

En una de sus muchas aventuras por aquella Europa romántica terminó en Bruselas, en Bélgica. Lugar de origen de sus antepasados que, como muchos otros de esas latitudes, acabaron haciendo carrera en el corazón de la monarquía imperial española desde el siglo XVI en adelante.

En Bruselas, en aquel mes de septiembre de 1830, Juan Van Halen se vio metido en otro de los embrollos tan habituales en su carrera, comprometido, una vez más, desde que abandonó el servicio de Napoleón, en defensor de la causa de la Libertad.

En esta ocasión eran los belgas los que se querían liberar. Más concretamente de la opresión que ellos entendían ejercían sobre ellos los holandeses, a quienes los habían unido, a la fuerza, tras el fin de la aventura napoleónica y el arreglo de mapas que siguió a ésta en el famoso Congreso de Viena.

Como Van Halen era un oficial con mucha experiencia -había estado justo al lado de Napoleón en batallas celebres que han alimentado después cuadros, películas, novelas históricas…- se le entregó el mando de las tropas formadas por los belgas para echar de allí a los holandeses que, como los franceses en España veinte años antes, habían pasado hacía tiempo la raya de lo tolerable.

No voy a entrar en muchos detalles, fue una lucha heroica, por supuesto, y hay una plaza en el centro de Bruselas que lo recuerda y dónde pueden ver, en bajorrelieve, la imagen de las tropas que mandaba Van Halen siendo dirigidas al combate y a la victoria. Seguro que habrá mejor ocasión que ésta para hablar de esos hechos

Lo que hoy me interesa destacar es otra cosa: las razones históricas por las que la lucha del ISIS, o DAESH, o Estado Islámico, o como lo quieran llamar, está perdida de antemano, por muchas bajas que causen en el corazón de las ciudades de Europa, como Bruselas, o de sus aliados americanos.

¿Por qué?, la razón está muy clara, está inscrita en los 186 años de Historia de ese estado, Bélgica, fundado gracias a un general español, cuya capital, que ahora es la de todos los europeos, fue atacada este martes pasado por varios comandos suicidas enviados por el DAESH.

En esos 186 años que empezaron en septiembre de 1830, Bruselas resistió, durante cuatro días, el asedio de las tropas holandesas, logró que Gran Bretaña reconociese su independencia y la garantizase para siempre, sobrevivió, y prosperó, como tal estado durante todo el siglo XIX, desarrollando una de las áreas industriales de Europa más potentes y avanzadas de ese continente. Bélgica supo también sobrevivir -ahora hace cien años- a la invasión de una potencia con ansias hegemónicas como la Alemania del káiser Guillermo II, ganándose el respeto y la admiración de sus enemigos y de sus aliados. También de los neutrales, que admiten en sus ciudades a refugiados que huían de la matanza desencadenada sobre las llanuras belgas por el ejército alemán. Por ejemplo, San Sebastián, como nos cuenta Javier Sada en su “San Sebastián en la Primera Guerra Mundial”.

Sobrevivió, Bélgica, a una segunda guerra mundial y a una ocupación alemana aún más feroz que la anterior, apoyada claramente por elementos propios -lo más doloroso quizás de todo aquello- uno de los cuales, el fascista Léon Degrelle, fundador del movimiento Rex, que -también es casualidad- acabó encontrando refugio en San Sebastián y en el ambiguo estado franquista que entonces gobernaba esa ciudad.

Dentro de Bélgica se organizó, aún en esas circunstancias, la resistencia contra ese poder opresor, la Alemania nazi. Uno de sus efectos más conocidos fue la famosa Red Comète -fenómeno bien estudiado, además, por un historiador donostiarra como Juan Carlos Jiménez de Aberasturi-, que evacuaba desde allí pilotos aliados hacia la, una vez más, ambigua España franquista, que lo admitía todo. Desde pilotos aliados durante la guerra, hasta, justo después de ella, fascistas declarados y perseguidos como criminales de guerra como Léon Degrelle.

Así Bruselas, y toda Bélgica, sobrevivieron para ver el desembarco aliado en 1944 y la liberación del yugo germánico, la fundación de la Comunidad Económica Europea, la creación del euro y los fundamentos de una confederación europea que diese por zanjada toda esa serie de desgracias bélicas…

Así las cosas, ¿los terroristas de DAESH creen, por un momento, que los supervivientes de una Historia como esa se van a rendir en algún momento a causa de acciones sangrientas pero que, comparadas con lo que ha pasado Bélgica y el resto de Europa en esos últimos 186 años, parecen una gota en medio de un océano de sangre?.

Si son sabios sabrán que la respuesta a esa pregunta es “no” y harán mejor en dejar lo que quiera que estén preparando ahora que, una vez más, no servirá de nada. Tan sólo para insultar, además, los fundamentos verdaderos de su religión

Hay un único resquicio, una pequeña grieta en los muros de esa Europa que ha sabido vivir -y sobrevivir- a toda clase de catástrofes para formar una de las mayores áreas de progreso y prosperidad del Mundo.

La grieta en la que sí podría abrir brecha en los muros de Europa el DAESH la definió perfectamente un testigo directo de los atentados del martes: el eurodiputado socialista Juan Fernando López Aguilar en el programa “Espejo Público” de Antena 3 del miércoles pasado. Dijo el diputado que quienes perpetran estos atentados son europeos descendientes de personas que emigraron, hace cincuenta años, desde países árabes del Mediterráneo y han enloquecido de odio -esas fueron las palabras del diputado- al verse incapaces de encajar en esa sociedad europea que, al menos para ellos, ahora resulta no ser tan prospera, tan capaz de repartir riqueza e igualdad de oportunidades para todos y encuentran -como todos los desesperados- un proyecto de vida en una secta radical que les promete vengar todos los agravios que han sufrido desde que tienen uso de razón.

Todo ello tan sólo a costa de un pequeño sacrificio que no es tal, compréndanlo bien, para alguien que, como bien señalaba el diputado López Aguilar, está enfermo, enloquecido de odio contra esa sociedad que no ha sabido sacar nada bueno de ellos.

Si conseguimos superar esa tara, que, al final, puede ser tan letal para ellos como para los europeos originarios -también excluidos de ese banquete con cada vez menos invitados- está claro que DAESH jamás vencerá. Porque somos mejores que ellos, porque en 186 años hemos sido capaces de sobrevivir a toda clase de tiranías y de injusticias como la que ellos representan ahora, porque eso es lo que nos dice la Historia de Bélgica. Nuestra Historia.

Un paseo por el pasado

Sobre el autor

Carlos Rilova Jericó es licenciado en Filosofía y Letras (rama de Historia) por la Universidad Autónoma de Madrid y doctor en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco. Desde el año 1996 hasta la actualidad, ha desarrollado una larga carrera como investigador para distintas entidades -diversos Ayuntamientos, Diputación de Gipuzkoa, Gobierno Vasco, Universidad del País Vasco...- en el campo de la Historia. Ha prestado especial interés a la llamada Historia cultural y social, ahondando en la Historia de los sectores más insignificantes de la sociedad vasca a través de temas como Corso y Piratería, Historia de la Brujería, Historia militar... Ha cultivado también la nueva Historia política y realizado biografías de distintos personajes vascos de cierto relieve, como el mariscal Jauregui, el general Gabriel de Mendizabal, el navegante Manuel de Agote o el astrónomo José Joaquín Ferrer. Es miembro de la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza


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