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Carlos Rilova

El correo de la historia

México, Hernán Cortés, los Narragansetts y otras mediocridades históricas españolas

 Por Carlos Rilova Jericó                                                                                  

Sé que está mal decir eso de “lo avisé”. Pero aun lamentando tener razón debo decir que, sí, ya avisé hace cinco años, en el correo de la Historia de 1 de abril de 2019, que se volverían a repetir impertinencias como las del ex-presidente de México, López Obrador, sobre la Historia de España y la conquista de América, con su guarnición de demenciada Leyenda Negra de baratillo.

Lo malo es que ahora, como entonces, desde las tribunas mediáticas y políticas de España se ha afrontado el asunto con argumentos que causan sonrojo. En el caso de cierta autodenominada Izquierda se ha callado o aplaudido la postura de López Obrador. Nula sorpresa ahí, pues desde hace años los adeptos a esas ideas se dedican, cada 12 de octubre, a recordar que no hay nada que celebrar, que la Historia de la América española es la Historia de un genocidio, de pura barbarie. Sin más matices.

Desde la banda contraria el remedio ha sido, en 2019 y ahora también, uno de esos que es peor que la enfermedad. Se ha sacado así, otra vez, a relucir una batería pueril de argumentos que dibujan a la España de hace cinco siglos como una especie de ONG salvífica, que habría liberado a los americanos nativos. Especialmente a los sometidos a la opresión azteca y su complejo sistema de creencias religiosas basado en las llamadas “guerras floridas” y sus rituales de sacrificios humanos y canibalismo… A esto se ha añadido, también otra vez, que España, durante cerca de 400 años, no había hecho cosa mala en América. Todo lo contrario. La había llenado de iglesias (al parecer asombrosamente solicitadas por los propios indígenas, paganos hasta 1519), de hospitales, de universidades, considerando, además, a los nativos como iguales a los súbditos del otro lado del Atlántico…

De los errores al respecto de la presunta Izquierda española poco más se puede decir. Es gente abducida por dogmas tan peligrosos como los descritos -perfectamente- por críticos de la misma Izquierda en obras como “Generación ofendida”, de la que ya habló también este correo de la Historia en otras ocasiones. Pero en el caso de la banda política contraria hay mucho más de que hablar, porque se supone que ellos son los que quieren defender a España, reivindicarla frente a ese supuesto maltrato secular, esa difamación convertida en Leyenda Negra que explicaría todos los males padecidos por este país…

Se suele decir que de buenas intenciones está empedrado el Infierno. En el caso que nos ocupa es muy probable que muchos de esos que salen airados a contrarrestar la enésima provocación de López Obrador, apoyado ahora por su discípula, la nueva presidenta de México, vayan cargados de muy buenas intenciones. Pero, desde luego, concurren a esa guerra prácticamente tan desarmados como los guerreros aztecas ante las bien pertrechadas tropas de Hernán Cortés.

El error principal de estos bienintencionados (si es que es un error realmente) es haber dejado que el desmontaje de esa Leyenda Negra haya caído exclusivamente en manos de aficionados sin un sólido bagaje en la práctica de la Historia como ciencia. Las maneras de estos aficionados, y de los editores y medios que han apostado por ellos, son por lo general zafias y agresivas, propias de comisarios políticos al estilo soviético, haciendo política de tierra quemada. Sólo ellos estarían autorizados a hablar del asunto y quienquiera que los matice o corrija -y hay muy buenas razones para ello- debe de ser acallado, neutralizado, ninguneado, anulado… Sin importar, por supuesto, que la crítica venga desde una práctica profesional de la Historia respaldada por años y más años de trabajo sólido en ese campo. Más bien al contrario, esa es la primera señal de alarma en esos peligrosos amateurs que moviliza toda su Artillería contra quien venga a señalar, desde esa posición, que van a la guerra contra modernos carros de combate armados con apolillados trabucos.

Baste de botón de muestra la presencia de uno de estos gurús en RTVE días atrás (para -ilusoriamente- aniquilar, por enésima vez, al demagogo López Obrador), exhibiendo, sonriente y ufano, a modo de amuleto, una camiseta reivindicativa de Hernán Cortés… Supongo que en el negociado que se encarga de mantener a España culturalmente idiotizada aún se estarán riendo, satisfechos, de la ocurrencia.

Y es que el manejo de estos asuntos en el mundo anglosajón no puede estar a mayor distancia, medida en años luz, de ese espectáculo bochornoso que se está dando en España cada vez que surge esa cuestión negrolegendaria. Así, para los historiadores y estudiosos anglosajones, es tan fácil tirar por tierra esa clase de argumentaciones pueriles como derribar un castillo de naipes. ¿La España de hace 500 años trataba exquisitamente a los nativos americanos? Seguramente sobre el papel, que lo aguanta todo, así era. En la investigación histórica seria, eso es bastante diferente. Se percibe apenas se leen obras como “Un caso de bigamia transatlántica” de una pareja de historiadores, naturalmente, anglosajones: Alexandra Parma Cook y David Noble Cook.

Y siguiendo por esa línea pronto se descubre la pieza central de la razón por la que España sigue teniendo Leyenda Negra y es un “soft target”, un objetivo fácil, de gente como López Obrador. Los historiadores anglosajones, aparte de escribir obras fundamentales sobre la Historia de la América tanto inglesa como portuguesa y española -es el caso ya citado o el de la enciclopedia editada por la Universidad de Cambridge hace años- llevan también muchos años asimilando su propia Historia en esos terrenos como personas adultas. Es decir: encarando luces y sombras, mostrando la realidad de lo que ocurrió en el siglo XVII, por ejemplo, sin mayores estridencias y sin que nadie venga ni a ennegrecerles ni, tampoco, a dorarles los hechos probados.

Un ejemplo excelente de esto es lo escrito por Geoffrey Parker sobre la actitud de los colonos anglosajones en América del Norte, que prácticamente exterminaron en 1678, sin vacilar, a tribus enteras como los Narragansetts en la llamada Guerra del rey Felipe. Parker señala que pueblos como esos no tenían ninguna posibilidad frente a los hombres blancos y su sistema de guerra de exterminio sistemático. Tal y como la describe en, por ejemplo, “The Western Way of War” este buen conocedor, además, de la Historia de la España moderna…

En tanto en España no se maneje la Historia con ese mismo nivel de profesionalidad, los sofocos como el que padecimos en 2019, o ahora, van a seguir repitiéndose. No hace falta ser ningún profeta para saberlo.

Por desgracia España, ahora mismo, está funcionando así. Yo mismo lo acabo de experimentar intentando publicar una biografía sobre Gabriel de Mendizabal e Iraeta, un general, español, capital en las guerras napoleónicas, tratando de dignificar la tan denostada Wikipedia donde se decían de él auténticas astracanadas. Para mi sorpresa y la del editor de ese nuevo artículo, la primera reacción a esa investigación basada en cerca de 20 documentos de diferentes archivos, ha sido el intento de eliminar ese trabajo que aporta nueva luz sobre el desarrollo real de las guerras napoleónicas. Es decir: sobre la Historia de tres países esenciales en la Historia mundial como Gran Bretaña, Francia y España.

Me gustaría que las cosas no fueran así, pero desgraciadamente, para la España actual, este es el pobre y preocupante panorama que tenemos que afrontar en la segunda década del siglo XXI… Y quien no quiera dentro de otros dos, tres, cuatro… años, volver a llorar por Leyendas Negras y su uso demagógico, debería ir tomando nota de estos contornos del verdadero problema que tiene hoy mismo España con su Historia, que es, desde luego, más interno que externo.

Un paseo por el pasado

Sobre el autor

Carlos Rilova Jericó es licenciado en Filosofía y Letras (rama de Historia) por la Universidad Autónoma de Madrid y doctor en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco. Desde el año 1996 hasta la actualidad, ha desarrollado una larga carrera como investigador para distintas entidades -diversos Ayuntamientos, Diputación de Gipuzkoa, Gobierno Vasco, Universidad del País Vasco...- en el campo de la Historia. Ha prestado especial interés a la llamada Historia cultural y social, ahondando en la Historia de los sectores más insignificantes de la sociedad vasca a través de temas como Corso y Piratería, Historia de la Brujería, Historia militar... Ha cultivado también la nueva Historia política y realizado biografías de distintos personajes vascos de cierto relieve, como el mariscal Jauregui, el general Gabriel de Mendizabal, el navegante Manuel de Agote o el astrónomo José Joaquín Ferrer. Es miembro de la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza


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