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Carlos Rilova

El correo de la historia

¿Y la Leyenda Negra?. ¿Bien, gracias? (1516-2016)

Por Carlos Rilova Jericó

No descubriré América si digo que esta semana pasada ha vuelto a celebrarse el Descubrimiento del citado continente. Ocasión una vez más aprovechada para celebrar -o algo así- el Día de la Fiesta Nacional en España.

Cómo no, también una vez más, la Historia de ese atribulado país se ha convertido, en tan destacada fecha, en arma arrojadiza de tirios y troyanos.

Así, desde el extraño Progresismo español de nuevo cuño que nos dice va a resolver todos nuestros problemas -con recetas algo raras a veces, por ejemplo aboliendo la familia y sustituyéndola por la tribu…- se ha aprovechado, otra vez, para decir que no hay nada que celebrar el 12 de octubre, que esa fecha es el inicio del expolio de América y sus habitantes nativos.

Los “opiniónologos” alineados (se supone) con lo que podríamos llamar cierta ideología de la Derecha española “de toda la vida” (aunque en realidad data del año 1914 más o menos y es un ente, lo sepa o no, auspiciado por potencias extranjeras) ha respondido, sublevada (una vez más en los últimos ochenta años), que ese día es el día en el que América descubrió la verdadera Fe (la católica, apostólica y romana), que sólo por eso debían estar agradecidos los nativos americanos y que quien se considere español debe celebrar esta fiesta exclusiva y excluyentemente bajo esas premisas…

El Progresismo español de viejo cuño no ha dicho gran cosa respecto a unos argumentos ni respecto a otros. Más o menos como el Centro de viejo y nuevo cuño.

El historiador, en cualquier caso y un poco estomagado, se ha llevado la impresión de un cuadro de una ranciedumbre -a izquierda y derecha- bastante impresionante y, sobre todo, la sensación de una pérdida de tiempo, dinero y energías colectivas preocupante en un país que lleva años desangrando su propia inteligencia, enviándola -y no precisamente en sentido figurado- a fregar suelos a “Europa”.

Sí, una vez más, lo que más he echado en falta en este 12 de octubre es un discurso mínimamente coherente, veraz y reflexivo históricamente.

Sí, una vez más, he visto que la intelligentsia española, de todo color, se ha dedicado a tirarse a la cabeza toda clase de trastos mostrencos en lugar de marcar ese 12 de octubre como el punto en el que iban a sentarse a discutir razonablemente, y poner en hechos, un discurso que desarmase otro mucho más potente, que está convirtiendo ese país en el que todos ellos viven en una verdadera piltrafa.

Los rastros históricos de ese discurso que todas las cabezas pensantes, todos los “creadores de opinión”, de España, deberían aprovechar para combatir cada 12 de octubre, son recientes y, por lo tanto, sumamente influyentes en la actualidad.

Hay un ejemplo verdaderamente llamativo. Hablemos de él. Se trata de una serie de Televisión de los años setenta, de factura francesa, y con la que muy probablemente se educaron quienes ahora ocupan subsecretarías y algún que otro ministerio.

Su título fue “Érase una vez el hombre” y contaba, en varios capítulos de dibujos animados un tanto planos, la evolución de la Humanidad desde la Prehistoria hasta la Era espacial.

El episodio 15 y los dos que le seguían son particularmente llamativos para el caso que nos ocupa. Describen uno la conquista de América por los españoles y los otros dos la Inglaterra de Isabel I y la creación de la República de Holanda a partir de la rebelión contra España, allá a finales del siglo XVI, durante el reinado de Felipe II.

“Érase una vez el hombre” era una serie muy didáctica y muy puesta al día de aquellos maravillosos años setenta. Aún hoy día se puede palpar en las imágenes -aunque sea en los fascículos que se comercializaron en su día aprovechando el éxito televisivo- su frescura, su jovialidad, el desenfado con el que trataba los hechos históricos y la manera fácil y didáctica de hacérselos llegar a los niños y menos niños. Nada que ver, desde luego, con la escuela repetitiva y de “la letra con sangre entra”.

Sin embargo, el mensaje que transmiten episodios como esos no tenía nada de moderno, ni de progresista, bajo esa envoltura que sí parece moderna y progresista.

En efecto, el episodio 15, dedicado a la conquista española de América, está claramente inspirado -salvo en muy pocos matices- en la Leyenda Negra aventada primero por los rebeldes holandeses y luego por franceses y británicos entre el siglo XVI y el XIX. Así se aprendía fuera de España (porque TVE se negó a emitir ese episodio aunque lo financió…), que la conquista española de América fue un episodio oscurantista, luctuoso, en el que se barrieron grandes civilizaciones como la azteca sólo para satisfacer, en definitiva, a hidalgos fanfarrones y que no querían ni oír la palabra “trabajar”, que sólo sabían saquear y atesorar el oro y la plata de América, o, como mucho, encargar cuadros al Greco…

El episodio siguiente, el 16, era pura propaganda elisabetiana. Así, la mayor parte de él se dedicaba a cantar las alabanzas de Francis Drake y su vuelta al Mundo en 1578, ninguneando la primera de ellas. La culminada por Juan Sebastián Elcano. Asunto al que esta serie apenas le concedía algunas escenas en el episodio 15.

Finalmente el episodio 17, el que glosaba el nacimiento de las Provincias Unidas holandesas, describía un capítulo positivo, de progreso de la Humanidad gracias a esa pequeña y valiente nación que, haciendo grandes descubrimientos científicos, se extendía por todo el mundo, convirtiéndose en un vasto imperio comercial…

De los tres episodios que, en definitiva, no hacían sino repetir la propaganda de guerra holandesa puesta en marcha por Guillermo de Orange (antes de morir a manos de un sicario de Felipe II), se eliminaban matices tales como que las altas civilizaciones precolombinas -la azteca por ejemplo- hacían sacrificios humanos y practicaban el canibalismo ritual. O, por no hablar otra vez de las corruptelas y sonadas derrotas de sir Francis Drake, pasadas por alto por “Érase una vez el hombre”, que el imperio colonial holandés fue no menos cruel de lo que pudo serlo el español. Como está comprobado históricamente por historiadores competentes de toda nacionalidad. Incluida la holandesa.

Bien, ese discurso histórico popular ha calado, que duda cabe. Sigue ahí, de forma subliminal por lo menos y ante él, ya lo ven, el 12 de octubre nada se hace en España sino ahondar la división y la ceremonia de la confusión en la que se convierte, de día en día, con o sin gobierno, esa cuarta economía de la Unión Europea.

Es así evidente que el fracaso de esa nación está siendo un éxito, que todo viene a coincidir -más o menos- con el plan que se le trazó desde fuera de sus fronteras a partir del siglo XVI, convirtiéndola en un país estrambótico, en un apestado internacional ajeno a todo lo que tuviera que ver con Europa. Un desastre intelectual que uno de los últimos intelectuales verdaderamente europeístas que tuvo España, Álvaro Alcalá Galiano -hoy prácticamente desconocido-, ya describía perfectamente en 1915, indicando cómo una gran parte del poder político, intelectual y militar en España, es abducido desde esas fechas para que el país pudiera ser dominado sin siquiera necesidad de ser derrotado militarmente.

A mí, como científico, al fin y al cabo todo esto no me conmueve visceral o emocionalmente. Sí lamento, desde luego, la mala suerte de vivir y tener todos mis intereses materiales en un país que, de día en día, de año en año, de 12 de octubre en 12 de octubre, se parece cada vez más a una ratonera, a un callejón sin salida en el que se grita -cada vez más fuerte- la suicida consigna de “¡Muera la Inteligencia!”. Como parecía darlo a entender -¿o no?- claramente la bandera que cubría a uno de los participantes en ese último desfile militar de 12 de octubre. Una ceremonia que, vista desde la Historia, cada vez parece tener menos sentido, menos razón de ser, en un país como la España actual…

Campaña de mecenazgo: desde hoy y especialmente a partir del 15 de septiembre, la Asociación de historiadores guipuzcoanos “Miguel de Aranburu” está involucrada en una campaña para buscar mecenas que quieran entrar en la Historia gracias a una aportación económica para la redacción de una renovada “Historia de Gipuzkoa” que, en estos momentos, redactan varios especialistas de la asociación.

Quienes tengan interés en formar parte de ese proyecto como mecenas o financiadores del mismo, pueden consultar una información más amplia en este link  https://migueldearanburu.wordpress.com/proyecto-de-mecenazgo-para-la-historia-de-gipuzkoa/

Un paseo por el pasado

Sobre el autor

Carlos Rilova Jericó es licenciado en Filosofía y Letras (rama de Historia) por la Universidad Autónoma de Madrid y doctor en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco. Desde el año 1996 hasta la actualidad, ha desarrollado una larga carrera como investigador para distintas entidades -diversos Ayuntamientos, Diputación de Gipuzkoa, Gobierno Vasco, Universidad del País Vasco...- en el campo de la Historia. Ha prestado especial interés a la llamada Historia cultural y social, ahondando en la Historia de los sectores más insignificantes de la sociedad vasca a través de temas como Corso y Piratería, Historia de la Brujería, Historia militar... Ha cultivado también la nueva Historia política y realizado biografías de distintos personajes vascos de cierto relieve, como el mariscal Jauregui, el general Gabriel de Mendizabal, el navegante Manuel de Agote o el astrónomo José Joaquín Ferrer. Es miembro de la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza


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