Alberto Moyano

Finalizado el Jazzaldia, sería fácil caer en la tentación de pensar que el veraneo donostiarra es una actividad fundamentalmente contemplativa en la que no hay nada que hacer. Nada más lejos de la realidad. Como ejemplo, esta batería de actividades que, desde hoy mismo, puede acometerse de forma frenética.

1) Escriba a la sección de cartas al director del periódico para quejarse de que San Sebastián es una ciudad muerta en la que no hay nada que hacer. Se recomienda redactarla hoy mismo para enviarla mañana sin falta, porque la Quincena está ya a la vuelta de la esquina.

2) Hablando de la Quincena, si es usted un melómano facción nenaza ha llegado el momento de cambiar. Repase la programación del Ciclo de Música Contemporánea y proceda a sacar entrada para cuantos conciertos le sea posible asistir. Hay que mortificar el cuerpo para elevar el espíritu.

3) Visite la exposición de arte latinoamericano instalada en Tabakalera. A la salidad, adquiera una camiseta con el nuevo logo del Centro. Atavidado con ellas, podrá cruzar La Concha ida y vuelta sin que los conocidos demuestren el menor interés en detenerse a hablar con usted, más allá del recurrente “hasta luego, sí”.

4) Conozca de primera mano las múltiples zanjas y obras abiertas en el centro de la ciudad. Asómbrese ante la robustez del subsuelo donostiarra e improvise juegos mentales a base de imaginar nuevos emplazamientos para futuros parkings subterráneos.

5) Acuda con regularidad a Zubieta para asistir a los entrenamientos de la Real. Aproveche la ocasión para despedirse cada día de un jugador distinto -nunca se sabe quién y cuándo abandonará el equipo- y no deje escapar la ocasión de regalarle a Morten Skoubo una cinta con el ‘Feel good’ de James Brown.

6) Eluda el vacío cósmico que siente en su interior ante la ausencia de grandes conciertos en el Kursaal y megaeventos en los  estadios a base de hacerse omnipresente en cuanta actuación barera se programe estos días.

7) Recorra la ciudad con los ojos bien abiertos en busca del ciclista nudista que la cruza a diario. Descubrirá que no es cierto que vaya desnudo: siempre lleva zapatillas y ¡¡¡calcetines!!!, lo que refuerza las sospechas de que nos encontramos ante un incorregible guiri.

8) Pásese a diario por la exposición sobre la pasarela de Mompás y con la misma frecuencia cambie su opinión sobre el proyecto hasta que le resulte imposible aclarar cuál es ésta realmente.

9) Prepare con mimo su presencia en la Clásica Ciclista del sábado. Para evitar disgustos de última hora, no adquiera el maillot con el que acudirá a ver la carrera a su paso por Jaizkibel hasta que la organización del Tour finalice los análisis de sangre y orina realizados a los corredores.

10) Disfrute del silencio urbano, en la medida en que se lo permita la infatigable jauría infantil, la histérica horda materna y el rumiante rebaño paterno.