Alberto Moyano
Los llamados ‘niños de Chernóbil’ acogidos por familias guipuzcoanas durante este verano se asoman hoy a las páginas de los periódicos con motivo de su visita a la Diputación Foral. A continuación, las palabras del profesor de FP Nikolái Prójowich, recogidas en el libro de Svetlana Alexievich ‘Voces de Chernóbil’:
“… donde los niños viajan a curarse, a los niños les hablan sobre el tema. Y yo les pregunto a los chicos: ¿qué es lo que os preguntan, qué les interesa? Pero ellos a menudo no recuerdan ni las ciudades, ni el pueblo, ni los apellidos de la gente que los ha alojado; enumeran los regalos, los platos que les han gustado. A uno le han regalado un magnetofón; en cambio, a otro, no. Regresan vestidos con unas ropas que no se han comprado con su dinero, ni con el dinero ganado por sus padres. Se diría que hubieran ido a una exposición. A unos grandes almacenes. A un supermercado caro. Y no dejan de esperar que los vuelvan a invitar. Allí los enseñan y los llenan de regalos. Y los chicos se acostumbran a esto. Se han acostumbrado. Para ellos ya se ha convertido en un modo de vida y en la idea que tienen de ella. Pero después de estos grandes almacenes a los que llamamos extranjero, después de esta exposición de objetos caros, hay que volver a la escuela. A las clases.
Y cuando entro en la clase veo que ante mí tengo a unos observadores. A niños que observan, pero que no viven. Les tengo que ayudar. Tengo que explicarles que el mundo no es un supermercado. Que es algo distinto. Más duro y más maravilloso.”