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Asier Manrique

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‘Barry Lyndon’: un regalo para los ojos, belleza hecha película

Barry LyndonBARRY LYNDON

Título original: Barry Lyndon

Año: 1975

Duración: 183 minutos

País: Reino Unido

Dirección: Stanley Kubrick

Guion: Stanley Kubrick

Novela: William Makepeace Thackeray

Música: Leonard Rosenman

Fotografía: John Alcott

Reparto: Ryan O’Neal, Marisa Berenson, Leon Vitali, Patrick Magee, Marie Kean, Philip Stone, Hardy Krüger, Gay Hamilton, Wolf Kahler, Steven Berkoff, Murray Melvin, André Morell, Diana Körner, Frank Middlemass, Arthur O’Sullivan y Leonard Rossiter

Productora: Warner Bros. y Hawk Films

Género: Drama

Sinopsis: Adaptación de una novela del escritor inglés William Tackeray. Barry Lyndon, un joven irlandés ambicioso y sin escrúpulos, se ve obligado a emigrar a causa de un duelo. Lleva a partir de entonces una vida errante y llena de aventuras. Sin embargo, su sueño es alcanzar una elevada posición social. Y lo hace realidad al contraer un provechoso matrimonio, gracias al cual entra a formar parte de la nobleza inglesa del siglo XVIII. (FilmAffinity)

Si hay una película bella para ver es ‘Barry Lyndon’. Kubrick creó una cinta que es como pasear por el mejor de los museos. Cada plano es brillante, con una composición exquisita, y todo maridado con una selección musical sublime.

Tras tener que dejar de lado su proyecto de rodar un biopic sobre Napoleón, Kubrick se embarcó en su película histórica. Ya tenía hasta el guion de su película sobre Napoleón cuando llegó ‘Waterloo’ y tuvo que parar. Entonces tomó la novela picaresca del XIX ‘La suerte de Barry Lyndon’ de William M. Thackeray y creó esta obra maestra del séptimo arte.

En la película el tono de la historia se vuelve más melancólica que en la novela. Pasamos de la historia picaresca a una historia dramática. En la primera parte vemos cómo una sucesión de situaciones llevan a Redmond Barry de una vida humilde a convertirse en Lord Redmond Barry Lyndon. En la segunda parte es su caída en desgracia.

La primera parte de ‘Barry Lyndon’ es una sucesión continua de situaciones. Con un ritmo pausado, sí, pero más ágil que en la segunda mitad. Empezamos con un duelo de pistola, habrá hasta tres en toda la película, y pasamos a su entrada en el ejército británico, luego el pruso, conoce a un diplomático amante del juego que le lleva a conocer a su futura esposa. Es la parte que más se puede parecer a la novela.

Barry Lyndon

En la segunda parte, más visual, vemos cómo el personaje interpretado por Ryan O’Neal cae en desgracia. Trata de tomar el control de la casa de su esposa, mientras se enfrenta a su hijastro y a sus propios fantasmas. Es en esta parte en la que encontramos un mayor lucimiento técnico de la mano de la fotografía de John Alcott, el protagonista de la cinta.

Barry Lyndon’ es una obra maestra. La sitúo como la película más redonda de Kubrick, y al mismo tiempo una de las menos reconocidas.

Es una cinta que ha quedado para la historia marcada por su virtuosismo técnico. Kubrick se empeñó en darle la estética de los cuadros del XVIII. Hay planos que transportan directamente a un lienzo, de ahí que evoque a un museo. Decidió utilizar el zoom, un recurso no habitual para este tipo de películas, ya que aplana la imagen, pero que le da esa imagen que buscaba.

La mayoría de escenas se iluminaron de manera natural, con velas o com luz natural. Kubrick buscó cámaras con ópticas que le permitieran rodar así, sacrificando el fondo pero dotando a la película de magia. Ha quedado para la historia como la película para todo iluminador y director de fotografía. Una verdadera proeza que mejora la experiencia de la película y la diferencia de otras películas del género.

Pero tampoco se puede menospreciar el resto de aspectos. Las interpretaciones son brillantes. La selección musical, con piezas de música clásica, tiene la enorme capacidad de transportarte a la época. Evocadora. Lo mismo que todo el trabajo de maquillaje, peluquería y vestuario, impresionante el detalle con el que está hecho todo. La selección de escenarios, todos reales, le dota de una verdad de la que carecen otras cintas.

En definitiva, ‘Barry Lyndon’ es un gustazo visual de primer nivel. Una película histórica que nos mete de lleno en la Gran Bretaña del XVIII. La más redonda de Kubrick.

Lo mejor: El aspecto visual en su totalidad: fotografía, iluminación, vestuario, escenografía, maquillaje, peinado… Y la música.

Lo peor: Aspectos como las interpretaciones o la historia se quedan tapados por el desempeño técnico.

Barry Lyndon

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