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Asier Manrique

El fotograma

‘El viaje de los malditos’, historia del horror que hemos olvidado y que repetimos sin remedio

viaje-malditos-cartelEL VIAJE DE LOS MALDITOS

Título original: Voyage of the Damned

Año: 1976

Duración: 134 minutos

País: Reino Unido

DirecciónStuart Rosenberg

GuionSteve Shagan y David Butler

MúsicaLalo Schifrin

FotografíaBilly Williams

RepartoJames Mason, Faye Dunaway, Orson Welles, Max von Sydow, Jonathan Pryce,Lee Grant, Fernando Rey, José Ferrer, Katharine Ross, Oskar Werner, Ian Cullen,Malcolm McDowell, Ben Gazzara, Sam Wanamaker, Julie Harris, Wendy Hiller,Luther Adler, Denholm Elliott, Maria Schell, Helmut Griem y Laura Gemser

ProductoraAssociated General Films / ITC

Género: Drama

En 1939, un barco lleno de judíos alemanes que huyen del régimen nazi intentan refugiarse en La Habana. Algunos son víctimas de los primeros campos de concentración, otros intentan reunirse con sus parientes en Cuba. Sin embargo, cuando llegan a su destino, las autoridades cubanas los obligan a volver a Alemania mientras el resto del mundo mira hacia otro lado. Ésta es la historia del llamado “Viaje de la vergüenza”. (FilmAffinity)

Soy el primero que desconocía la historia que sucedió en 1939 con un grupo de 963 judíos alemanes que fueron trasladados a Cuba, en teoría, con un visado de refugiados huyendo de la situación cada vez más complicaba que vivía su comunidad en Alemania. Como imagino que como yo muchos desconocerán esta historia, voy a comenzar a contextualizar para luego analizar la película.

Aquellos 963 judíos fueron llevados a La Habana con la promesa de que allí serían recibidos como refugiados y podría huir de Alemania que ya perseguía a los judíos desde la infausta ‘Noche de los cristales rotos’. Embarcaron en Hamburgo, pero en La Habana se encuentran con que las autoridades cubanas les niegan poder desembarcar al haber cambiado las leyes para recibir refugiados.

Los judíos del St. Louis, judíos de posibles económicos, pudieron embarcar dejando atrás todas sus posesiones y riquezas en un acto de “misericordia” por parte de las autoridades nazis. Estos judíos se encuentran en un callejón sin salida en La Habana y solo unos pocos, pagando por su entrada, pudieron desembarcar, pero recordemos que tuvieron que renunciar a sus bienes previamente.

Las presiones del Departamento de Estado de los Estados Unidos impidieron que pudieran entrar en Cuba. Por este motivo, el capitán, Gustav Schröder, decide poner rumbo a Estados Unidos, que los rechaza igualmente a pesar de que Roosevelt sería en principio partidario de acogerlos. Las presiones de su partido y de la oposición habrían impedido a los pasajeros del St. Louis desembarcar en Miami. Canadá también los rechazó, por lo que quedaron en un limbo complicado de sortear.

El capitán del barco, ante los continuos motines, suicidios y la falta de comida y otros recursos decide volver a Europa. Durante el viaje, antes de llegar al puerto de Hamburgo (Alemania), el San Luis recibe la noticia de que Bélgica, Países Bajos, Francia y Reino Unido han acordado repartirse por cuotas a los pasajeros del barco. El barco atraca en el puerto de Amberes (Bélgica) y los más de 900 pasajeros desembarcan y son repartidos entre los cuatro estados.

Con unos mínimos de conocimiento en historia muchos habréis llegado a la conclusión de que más de uno de estos pasajeros terminaría en un campo de concentración teniendo en cuenta los países a los que fueron a parar y el desarrollo de la II Guerra Mundial. Efectivamente, de los 963 pasajeros iniciales del St. Louis, únicamente 254 no pudieron sobrevivir al holocausto. El capitán, Gustav Schröder, gracias a la declaración de algunos de los pasajeros del St. Louis, pudo ver restituido su honor y ser considerado hoy en día un héroe de la II Guerra Mundial.

El viaje de los malditos

Salpicado de grandísimos actores como James Mason, Faye Dunaway, Orson Welles, Max von Sydow, Jonathan Pryce o Malcolm McDowell, ‘El viaje de los malditos’ es una película que ha caído en el olvido igual que la historia triste de aquellos pasajeros del St. Louis. Es inevitable al verla acordarse de la situación que viven en la actualidad los demandantes de refugio que llegan a Europa. Si como tú y yo, que desconocemos esta historia, los encargados de poner solución a su problema lo desconocen nos vemos necesariamente obligados a repetir la historia.

El viaje de los malditos’ es un puñal continuo que se da al espectador. Es imposible no sentirse tocado por su historia. Es imposible no simpatizar con la causa de los que huyen de un país que los persigue por ser como son. Gracias al fantástico trabajo de un reparto de lujo, podemos meternos en la desesperación que siente un pueblo al que se le persigue únicamente por profesar una religión distinta, por no ser del agrado de un señor de bigote y por ser, quién sabe por qué motivo, los culpables de la I Guerra Mundial según multitud de dirigentes de la época.

Lo peor de todo es que ves que la corrupción política que arrasa Cuba, Estados Unidos, Canadá y la propia Alemania, no sale ninguno de ellos bien parado de la cinta, impide que ninguno de los pasajeros pueda ver la luz al final del túnel. La desesperación se impregna en cada plano de la segunda mitad de la película, la verdaderamente potente.

Si bien la historia es desconocida por la mayoría, esta puede ser una ventaja. La sorpresa de la primera vez nos llevará inevitablemente a desesperarnos con las decisiones que toman, el destino inevitable que le espera a los pasajeros del St. Louis, porque sabemos que después de esos meses del 39 comenzarán 6 años de absoluta y cruenta guerra que derivará en millones de muertos. Las caras de alegría de los pasajeros con la solución aportada por Bélgica, Países Bajos, Francia y Reino Unido, sabemos que está envenenada por lo que vendrá, y el final nos dejará con un desasosiego complicado de digerir.

Película realmente recomendable para adentrarnos en una faceta de la II Guerra Mundial que ha caído en el olvido y que sirve como enseñanza para los momentos que estamos viviendo. Y también, para ver a Barcelona hacerse pasar por La Habana, con poco disimulo, ya que sus calles, su puerto y sus edificios son perfectamente reconocibles, más o menos como ocurre con Cádiz en las películas de ‘James Bond‘ cuando la hacen pasar por La Habana.

Lo mejor: Nos redescubre una historia que debería servir como lección universal de la poca humanidad del ser humano.

Lo peor: Juega en su contra el hecho de estar hecha en los años 70, por los medios, y por el medio, funcionaría mejor como una miniserie.

El viaje de los malditos

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