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Irene Crespo

Uno más en la familia

Las fobias en los perros (II)

Dado que muchas de las consultas que recibíamos para nuestro etólogo trataban sobre problemas relacionados con el miedo del perro a algún estímulo, Martín Ojeda (*) decidió hace unas semanas comenzar a hablar sobre las fobias (podéis leer la primera entrega pinchando aquí). En esa primera parte, Martín nos explicaba por encima qué es una fobia (no todo miedo es fobia) y hoy nos describe los diferentes tipos de fobia y nos explica la manera de solucionarlas.

Hablábamos hace un par de semanas del tema de las fobias, explicando breve y simplemente en qué consisten. Veamos ahora cómo pueden ser.

Decíamos que entre los elementos determinantes a la hora de su aparición estaba, entre otras cosas, el componente genético. Así, la fobia innata es aquélla que aparece ante varios estímulos cuando el período de socialización está tocando a su fin y que puede ser considerada como una conducta heredada del carácter miedo. El perrete presenta una emocionalidad muy alta que hará que sea muy difícil su aptitud para pruebas deportivas o adiestramientos defensivos, por ejemplo, y no será en absoluto extraño que extrapole el miedo a estímulos que vayan apareciendo en su vida.

¿Cómo tratamos este tipo de fobia? Pues bien, como en muchos aspectos de nuestra vida –en este caso la de nuestro perro- la prevención es fundamental. Las manipulaciones neonatales son determinantes a la hora de acostumbrar al pequeñín, no sólo a la presencia y contacto con los humanos, sino también a los diferentes estímulos que irán presentándose a lo largo de su vida. ¿Ello quiere decir entonces que las manipulaciones neonatales son recomendables para todos los pequeñitos? Totalmente.

El otro medio que tenemos para tratar este problema es el del condicionamiento operante, que ya hemos tratado en extenso al hablar del aprendizaje. (Podéis leerlo pinchando aquí).

Ahora bien. A diferencia de la fobia innata, existe aquélla que se presenta en el período de madurez del animal de forma adquirida y frente a un estímulo determinado, muy probablemente como resultado de un proceso de sensibilización al mismo. Desgraciadamente, muchas veces somos nosotros mismos quienes ocasionamos este tipo de problemas al causar involuntariamente una asociación entre un estímulo inicialmente neutro con un estímulo de tipo aversivo.

La forma de tratar este tipo de fobias pasa también a través del condicionamiento operante y de la desensibilización al estímulo.

Por último, señalar que en los casos en que la desensibilización se prevé lenta puede ser conveniente recurrir a medicación que ayude al perro a estar relajado y así por un lado facilitar la asimilación del aprendizaje y por el otro disminuir la intensidad de las reacciones para evitar que se haga daño. Obviamente, el tratamiento habrá de ser coordinado entre el etólogo o educador y el veterinario.

(*) Martín R. Ojeda es etólogo y adiestrador de Servicios Caninos Integrales

(**) Si quieres que Martín te ayude con tu perro, recuerda rellenar este cuestionario y enviarlo a unomasenlafamiliablog@gmail.com.

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Blog dedicado a todo lo relacionado con el mundo de las mascotas: adopciones de perros y gatos, eventos, consejos prácticos para cuidar a ese miembro tan especial de la familia.


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