En este rincón de los martes intentó destacar los estrenos británicos que me parecen más interesantes desde mi prisma personal, pero de vez en cuando me veo obligado a hacer un aviso para navegantes para aquellas series que prometen mucho más de lo que acaban dando y de esta forma evitarles un gran fiasco al verlas.
Ese es el caso de ‘Playing Nice’ una serie en la que si solo miran el gran reparto que ha reunido hace que las expectativas se pongan por las nubes por la calidad de los cuatro protagonistas. El problema es que la historia adapta otra novela del mediocre escritor JP Delaney que ya había perpetrado anteriormente ‘La Chica de antes’ otra enorme decepción.
En esta ocasión la historia de un intercambio de bebés al nacer, descubierto dos años más tarde, no es precisamente una historia muy original, pero la torpeza con que ha sido desarrollada la pone al nivel de las películas de tarde de las sobremesas dominicales como les voy a analizar a continuación.
Ficha: Playing Nice 4 episodios. 45 m ene 2025- Cadena: ITVX ( UK) – Inédita [ E]
La trama :
Pete y su mujer Maddie viven felices con su hijo de dos años Theo, en un pintoresco pueblo de la costa de Cornualles, hasta que un día reciben una comunicación del hospital diciendo que hubo un intercambio accidental de bebés en la maternidad de niños prematuros.
Tras recuperarse del estado de shock, ambos conocen a la otra pareja formada por un poderoso empresario local Miles y su mujer Lucy que han criado a su hijo biológico David.
En principio ambas parejas parecen llevarse bien e intentan llegar a alguna especie de acuerdo para seguir criando a sus hijos no biológicos, pero abriendo una relación con sus hijos biológicos mediante visitas concertadas.
Esos esfuerzos iniciales se ven torpedeados por la actitud de Miles que empieza a hacer exigencias de control total sobre los dos niños, iniciando una batalla legal sin cuartel para establecer la custodia de los dos chavales.
‘Playing Nice’ se centra en la lucha de las dos parejas para controlar el destino de sus hijos, pero de una forma maniquea, con la pareja de Pete y Maddie recibiendo y aguantando todos los ataques de Miles, un psicópata completamente unidimensional en su maldad, que en algunos momentos me hacía hasta reír por sus tejemanejes, dibujando claramente una línea muy clara entre la pareja buena y la mala.
Entre la ingenuidad de Pete especialmente y las perrerías de Miles, ‘Playing Nice’ se va deslizando sin control por una pendiente narrativa desbocada nada creíble y cada vez más inverosímil, en una huida hacia adelante de la pelea entre ambos que en ocasiones daba vergüenza ajena, hasta llegar a un final que no deja de ser un compendio de todos los errores de de ‘Playing Nice’
Ante ese panorama me daba verdadera lastima a ver dos grandes actores como James Norton ( Grantchester, Happy Valley) y Niamh Algar ( The Virtues, Raised by Wolves) completamente perdidos y sin reaccionar, haciendo de saco de los golpes de las maquinaciones del villano Miles,
El estoicismo de James Norton ante todo lo que le estaba cayendo encima, iba mucho más allá del poner la otra mejilla para evitar conflictos y no era demasiado creíble.
El panorama no era mucho mejor en la otra pareja, con el actor escocés James McArdle ( Andor, Life after life) interpretando a uno de los personajes más execrables que recuerdo en una serie y sin ser capaz de proporcionar la más mínima pizca de humanidad a semejante elemento.
Peor todavía es el caso de la buena actriz que siempre ha sido Jessica Brown Findlay (Downton Abbey, Harlots) que en esta ocasión está como catatónica dejando hacer a su marido psicópata, en una relación de lo más tóxica.
Brown Findlay no ha conseguido encontrar el tono adecuado para interpretarla, siempre desganada y pasota, como si se hubiera arrepentido de meterse en semejante proyecto, pesimamente dirigido por Kate Hewitt y peor escrito por Grace Ofori-Attah.
El principal atractivo de ‘Playing Nice’ es similar al de ver un coche sin frenos que va directo hacia un acantilado de Cornualles, sin que podamos apartar la mirada de la pantalla, para ver el nivel de maldad al que puede llegar Miles, generando un enorme sentido de impotencia en el espectador.
En este caso no creo que tarde mucho en llegar a nuestras pantallas, por eso me ha parecido conveniente avisarles de que no pierdan el tiempo con ella, a no ser que sean unos apasionados de esas películas de sobremesa dominicales de catástrofes familiares, por lo que voy a finalizar con el tráiler de su reciente estreno en la plataforma británica ITVX.
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Lorenzo Mejino