Es el título de un divertido libro del “loco” de la buena mesa que es Arturo Pardos. Escrito hace ya algunos años habla de experiencias que le han ocurrido a lo largo de su vida como cliente. Hay cosas que uno no podría creerse por surrealistas, cosas que dirías “eso ocurrió hace años y es imposible que ocurra hoy en día con la experiencia que hay en la hostelería”. Pues aquí van tres perlas que me han ocurrido ocomo cliente en los últimos tres meses:
1.- Después de que el camarero haya estado luchando al intentar quitar la cápsula (inexistente) de la botella, vuelta a la cocina, vuelta al comedor, más lucha, al final le explico: “Es un tapón de rosca (un vino australiano) se abre con un movimiento de la muñeca”.
2.- Después de que la camarera haya estado inténdolo como fuera con un abre corchos de dos tiempos (el más utilizado en hostelería y el más cómodo) sin conseguirlo, me pasa la botella para que lo haga yo mismo.
3.- El propietario del establecimiento se pone la botella entre las piernas para sujetarla mientras tira del corcho hacia arriba.
Ninguno era un restaurante reciente, en todos los casos son restaurantes que llenan, en algún caso va mucha gente bien, alguno ha celebrado sus 75 años, en alguno el propietario lo es de toda la vida, en algún caso la botella costaba 40 euros.
Y luego se quejan de que a la gente no le interesa el vino. ¿A qué gente?