Te imaginas a un castellano de los de antes. Producto de lo que te han vendido durante años. Te imaginas a gente cerrada, arisca, con pocas aptitudes sociales, te los imaginas con pocos amigos. Y cuando pasas por esas carreteras entre montículos, de una curva a otra y ves a unos de esos paisanos crees que ni te va a saludar porque va metido en su mundo.
De repente te encuentras con alguien diferente. Te habla con sinceridad, con franqueza. Es heredero de aquellos pero es más culto, más abierto. Cuando pasa más de una hora entre amigos se aclimata, sabe ser sociable y habla de las cosas que conoce. Su conversación es fluida y suave a pesar de su aspecto rudo (14 grados) y a pesar de su juventud (8 meses en barrica) es maduro, sabe ser redondo y al final se hace interesante, te quedas mucho tiempo pensando en lo que te ha dicho.
Un gran vino de Toro de una bodega joven Matarredonda en Zamora. 25 hectáreas de viñedos viejos de 70 años que se han tomado muy en serio la vid y sus vinos. Hacen dos, Libranza y Juan Rojo. He traído este 2004 que a 10 euros no es que merezca la pena, es que es una ganga y un vino que va perfecto a la cocina de otoño.