Hace una semana dije que Mariano (de Arzak) nos había preaprado una sorpresa durante la cata de vinos navarros. Al final, nos presentó la gran novedad de Chivite: Arínzano 2002.

La nueva bodega de Chivite en Aberín (merindad de Estella), 300 hectáreas que descubrieron en el 88. Plantaron 155 hectáreas de tempranillo, merlot y cabernet para hacer un vino tinto. Chardonnay para seguir con su 125 aniversario, que se ha convertido en un clásico entre los vinos blancos de España. Moneo terminó una bodega de lujo que inauguraron los Reyes.

Ahora, de golpe, presentan tres añadas pero creo que saben que el 2002 es su mejor representación. Recién abierto en nariz se muestra poderoso, con los primeros saludos de frutas rojas maduradas en su momento, inmediatamente detrás llegan compotas, alguien encontró ciruelas. En boca tiene vigor y, a pesar de todo pasa suave, se hace complejo y con mucho equilibrio, no quiere molestar, por donde anduvieron las frutas enseguida llega el tabaco, como un señor, y la complejidad, todos se quedan un buen rato para jugar en un final largo, muy largo. ¿Estamos ante una leyenda? No lo sé, el tiempo lo tendrá que decir pero por el momento tomen nota de Arínzano 2002 porque es un vino que dará que hablar.

Chivite tiene las posibilidades, la experiencia y los conocimientos para hacer grandes vinos. En este caso lo ha aprovechado todo. Este es el vino que todos quieren llegar a hacer algún día.

Además, le han dado la calificación de vinos de pago, el primero en navarra. Como quien  dice, un Chateaux a una hora de aquí. Y ojo con la zona porque detrás vendrá Palacio de Otazu.