Vamos a ser serios. Esto de las estrellas Michelín no es un sorteo y menos aun un reparto. No es que se sienten los muchachos de la Michelín en una mesa redonda y digan: “Tenemos que repartir unas cuantas estrellas, a ver a quién se las damos.” Esto no es así. Las estrellas hay que ganárselas y ya nos vale intentar hacer quinielas o intentar ser el primero que acierte o el que diga aquello de “yo ya lo sabia.” Estamos jugando con los sueños de un montón de gente.

El tiempo y la trayectoria es lo único que te da una estrella, puede que lleves 6 meses abierto y te la den, pero para eso tienes que tener un nombre solvente detrás, por lo demás hay que seguir currando despacio y bien. Así que las especulaciones no valen para nada, los
inspectores son seres imperturbables a los que no se les influye con ninguna clase de noticias. Y si no ahí está la frialdad con que se le ha quitado al Racó de Can Fabes tras la muerte de Santi Santamaría, se sabía, estaba cantado, es lo que hacen y es lo que pasa, es feo pero es lo que hay.

Dicho eso, vaya una gran enhorabuena para Nerua porque hace tiempo que Josean Alija (el Martínez ha caído por el camino hacia el estrellato) se lo merece y no lo tenía porque su restuarante estaba metido en un edificio. Hace dos meses ha salido a un adosado que Gherry le ha construido al lado del río y ya se lo han dado, pero que nadie lo dude, ya deberían haber caido las dos, pero la guía va de una en una. Por cierto una más para el grupo. El caso de Marqués de Riscal era evidente y esta sí, ya tocaba. Y bastante tenemos con que no nos hayan tocado los 16 guipuzcoanos.

Hay que dejarse de tonterías de estrellas y no dejarse influenciar que hoy siguen siendo tan buenos como ayer los Xarma, Agorregi, Frontón de Tolosa, Fagollaga, Lasa y todos los que nos gustaron ayer y que seguirán siendo los que nos gusten mañana.