De cuando David pudo con Goliat – iRekonductibles
Y Dios creó el Pago de Villavendimia en La Seca y se lo prestó a la familia Vidal, y estos saben lo que tienen entre manos y, entre otras cosas, deben cedérselo a sus hijos, esos que en la adolescencia no querrán saber nada de la tierra y el vino, los mismos que sentrián la llamada de las raices y volverán al camino y amarán de nuevo esa tierra. Por eso la familia Vidal, Alicia ella y su hermano Vidal, sí Vidal Vidal, cuidan de esa tierra y saben sacar sus frutos de una manera natural. “A la antigua” dicen ellos porque no quieren que se diga “biodinámica”, es la agricultura “a la antigua” como la hacían los abuelos y como la hacían sus padres, “es lo que se ha hecho toda la vida y no sabemos hacerlo de otra manera”.Así que en esas estábamos escuchando las historias de la tierra, de los cantos, de la arena y de la arcilla, en definitiva de las parcelas y de las distintas alturas, de cómo todo se hace básicamente igual y que es la tierra la que se expresa, estábamos probando cuatro vinos diferentes de distintas parcelas y encontrando la especificidad de cada una cuando llegó el momento de enfrentar esos vinos a uno francés de más de cien euros. ¿Qué ocurrió? Lo que esperábamos porque cuando algo se hace de una manera tan sincera lo único que se transmite es sinceridad y un gran vino y el precio es lo de menos, el mejor vino puede costar menos de 20 euros.
Y llegó la frase de la tarde para entender porqué estos vinos blancos de la bodega Vidal Soblechero están tan bien hechos, casi perfectos, pero uno en especial que a mi me gustó fue el que se llama Buenavista con una madera tan bien integrada que era una cosa sutil que te daba calidad a la boca sin anestesiártela con todo el tablón. La frase la empezó Alicia cuando dijo “mi abuela decía que la madera tiene que ser como el laurel en un cocido” y Joxemi remató la jugada: “Tiene que ser un condimento, no un ingrediente” Y esa frase debería estar escrita a fuego en un montón de bodegas, para que se enteren de cómo se hace un blanco de verdad.