La situación fue la siguiente hace muchos años: camarero de Tarazona va a Francia a aprender cosas de sumillería. Ni se atrevía a decir que en su región había vino, “te puedes imaginar, cariñena.”
Hoy puede mostrar los vinos de la región con cierto orgullo porque están empezando a destacar, y no sólo porque han aprendido a hacer las cosas bien con su uva, sino que, además, hay proyectos serios empeñados en sacar adelante la zona sabiendo que esas tierras son capaces de dar muy buenos vinos.
Bodegas Victoria llevan desde el año 2000 con un proyecto sólido que empezó teniendo a Miguel Angel de Gregorio como asesor y que luego pasó el testigo en 2004 a Silvia Tomé su actual enóloga.
He podido probar este Dominio de Longaz 2004 que, a pesar de la juventud de sus viñedos es un vino muy bien estructurado, sin astringencias, muy completo al final. No es tan rústico como pudiera parecer por su color porque entra fácil. Tempranillo y cabernet que parece que van perfectamente a la tierra de la zona.
En torno a los 12 euros es de esos vinos que cuando los presentas todos te miran con cara rara, ¿cariñena? y al final de la cena te enorgulleces de que haya gustado tanto.