Ando aún metido en el mundo de los blancos después de hacer un buen acopio tras la visita a Grau, sobre todo con la idea de que fueran desconocidos, difíciles de conseguir por aquí y que fueran diferentes. Ya he hablado de unos cuantos, pero aún hay más, alguno más.
Hoy toca un vino con viognier, esa uva que tanto nos está dando que hablar, tan diferente, compleja y, al mismo tiempo, divertida precisamente por que dá que hablar.
Rosa Maria Torres es una bodega familiar de la Conca de Barberá de la que no había ni oido hablar (y eso que ya he hecho una excursión por la zona que merece muchísimo la pena visitar). Hacen cantidad de vinos y con sus 110 hectáreas toda la uva es suya. Tintos, rosados, blancos, cavas, dulces y hasta un Vermut.
Cogí el blanco Viognier recomendado, con 8 meses de barrica es un vino que se sale literalmente. Complicado, complejo, en nariz hay flores frescas recién cortadas, hay momentos que hasta salen aromas de tomate fresco. En boca es glicérido, intenso, casi almíbar, y eso es lo que te viene a la cabeza, frutas tropicales en almíbar, piña, todo lo que hubo en la nariz se convierte en un féstival y es maduro, largo.
¿Se nota que me ha emocionado?