Resulta que en las últimas dos semanas he podido asisitir a comidas en las que me llegaban los alimentos fríos, no podía decir aquello que tanto se decía para alabar una comida (sobre todo una buena boda) que lo frío estaba frío y lo caliente, caliente. No hay nada peor que querer comer una buena pieza de pescado o de carne y que te lo metas en la boca fría. Cierto es que lo contrario es peor, porque también he asistido a recepciones en las que las croquetas salían directamente de la freidora, he visto a gente escupir la croqueta en la copa de cava, cogía yo al cocinero ese y le restregaba las croquetas por la cara.
En cualquier caso ¿qué fue de las campanas para cubrir los platos? ¿en qué momento han desaparecido de nuestras vida scon el bien que podían hacer a un montón de locales con problemas de distancias. Un sitio con la cocina dos pisos por encima del comedor tendrá que asumir que, en algún momento del servicio, esos platos llegarán más bien templados tirando a fríos. Un local grande más bien grande con gente sin mucha experiencia tendrá que pensar que podría encontrarse con un problema de temperaturas. Así que en un mundo ideal dejarse de tonterías ¿por qué no se recuperan las dichosas campanas?
Quizás las hayamos denostado porque vienen a ser como un vestigio del pasado, un elemento casi casi de pijos ricachones, un símbolo de clase alta que no queremos que se vea. Es cierto que así era. Se veía en restaurantes de muy alto nivel, todo recuerdo un momento en el Chateau Brindos en que se servían los platos con campanas a todos los comensales de la mesa y cuando ya estaban todos servidos el jefe de sala hacía una seña alos camareros necesarios para que todos a una y a la vez, levantaran las campanas. No había problemas del estilo de: “empieza tu que se te va a enfriar”. Todos al mismo tiemp y a la temperatura adecuada.
Hay que recuperar las cosas que sean lógicas y, sobre todo, prácticas, hay que enseñar a los jóvenes que algunos utensilios de la mesa tienen su lógica y son prácticas. Una sencilla campana bastaría en muchos casos para que la comida llegara a las mesas en las condiciones más adecuadas.
Digo yo.
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