No soy de los que creen en las DOs a pies juntillas. Es más, a veces creo que se pasan en hacer cantidad de tonterías. He visto de todo. Los he visto ponerse como “locos” porque un bodeguero presentaba un vino de una uva permitida pero como monovarietal, “sólo está permitido en un porcentaje pequeño” decía el inspector, “no lo puedes presentar como monovarietal”. ¿Y qué? Si la permites, déja en paz a la bodega hacer lo que quiera.
Algunas bodegas catalanas han resuelto sus problemas saliéndose de la DO cava y haciendo una propia. He conocido bodegueros que decían que estaban con la DO sólo por poder poner la contraetiqueta porque vendía más.
Viene a cuento porque la DO de La Rioja acaba de permitir dos variedades de uva blanca foránea entrar en los viñedos de la zona. Los vinos blancos son los que realemente están teniendo un subidón de ventas en los últimos años (alguien que haya seguido este blog desde sus inicios sabrá que aquí siempre hemos hablado bien de los blancos y de las posibilidades que tienen) así que la DO Rioja ha decidido apoyar a las bodegas permitiendo dos variedades que, se supone, venden más en mercados internacionales. La verdejo y la chardonnay creen que aportarán mejoras a sus vinos.
Y me acuerdo de los años en los que Rueda permitió la Sauvignon Blanc, hasta el 100%, para mejorar las ventas, se suponía que la verdejo era una uva imposible, ácida, sin aromas y que no se llevaba bien con nadie. Eso pensaban hasta que llegaron de fuera quienes supieron darle su valor real. La verdejo es una de las grandes hoy en día si se le sabe tratar bien y sacarle todo el partido. Hoy la DO Rueda se muere de asco con precios ridículos que no permiten ni pagar la escuela pública de los críos, venden lo que sea al precio que sea y hay mucha morralla. Hay productores que siguen defendiendo la verdejo y la quieren vender al precio que se merece y no pueden. Se ha llegado al punto ridículo en los bares en los que si pides un Rueda te preguntan si quieres verdejo o Rueda, como si alguien que pide un crianza le preguntaran “¿qué quiere, tempranillo o Rioja?”
Y por si no han aprendido la lección los de Rioja van y dan el paso. Ahora permitirán plantar la verdejo y chardonnay. Y no es que esté en contra de las uvas foráneas de por sí. Dónde estaría La Rioja si no fuera por la tempranillo que ya se ha convertido en ciudadano de hecho. Seguramente los vinos tendrían más personalidad pero los riojanos serían más pobres. Pero es que la viura, es mucha viura, es una de las grandes capaz de hacer vinos que perduran en el tiempo. Probablemente sea realmente la uva que encontraron los franceses cuando les tocó la filoxera. La viura es la base del más grande de los vinos blancos del mundo, el Gran Reserva de Viña Tondonia y he probado un vino blanco de 1913 que aún estaba vivo. Y más aún, con el gran Basilio Izquierdo pudimos probar los blancos que hacía y fueron brillantes, hechos con garnacha blanca de pura cepa riojana.
Ya sé que, de momento, no son muchas hectáreas pero me pregunto: ¿De verdad que merece la pena, Rioja? Con tanto y tan bueno que hay. Para vender más y mejor de lo que se trata es que se hagan bien las cosas y nada más, con personalidad de la tierra y nada más.
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